La llegada a Salvatierra de Tormes es un presagio de lo que va a vivir el visitante: un auténtico viaje al pasado entre sus calles de edificios de pizarra.

La localidad, situada a orillas del Embalse de Santa Teresa, da muestra en sus diferentes rincones de tiempos gloriosos que le dieron el título De la Villa y que hizo que muchos pueblos de alrededor llevaran como apellido «Salvatierra».

De aquella gloriosa época quedan los restos del Castillo de La Mora Encantada, hoy declarado Bien de Interés Cultural y que se elevan sobre el embalse y desde dónde se divisa todo el entorno.

Frente al castillo, tras un crucero, las renovadas Escuelas de las niñas son hoy el Albergue Villa de Salvatierra, disponible para quién quiera visitas el pueblo.

Muy cerca se encuentran los antiguos lavaderos, un edifico cerrado y totalmente reformado que invita a descubrir cómo se desarrollada esta labor hasta no hace tantos años.

La antigua Cárcel, hoy convertida en Sala de Exposiciones, recoge los cuadros ganadores del Concurso de Pintura al Aire Libre que se celebra en La Villa cada verano.

Otros edificios que destacan en Salvatierra de Tormes son la Alhóndiga, anexada al Ayuntamiento y que se utiliza actualmente como salón de celebraciones. A escasos metros se encuentran los restos de la Sinagoga.

También cabe destacar la casa de nacimiento de Filiberto Villalobos, quién llegó a ser Ministro de Instrucción Pública y de Bellas Artes. Es una casa de la calle Larga, que luce una placa conmemorativa.

Mención especial también a la Iglesia Parroquial Nuestra Señora de Monviedro, edificada en piedra y que cuenta con un pórtico cerrado y una gran torre.

El pasado también se refleja en las paredes y en los dinteles de las casas, muchas de ellas abandonadas entre los años 50 y 60 del siglo XX debido a la construcción de la Presa.

En ellas se pueden ver todo tipo de inscripciones, simbologías, escudos nobiliarios y hasta un reloj de sol.